viernes, 30 de diciembre de 2011

Estásenmisbilletesdedoscientos






Si hay algo que no entiendo, es cómo la gente no se cuestiona siquiera un minuto todos los días, si los santos que nos rodean son realmente santos o esquizofrénicos a los que les dieron bola.

Anyways, para mí, será un misterio sin resolver hasta nuevo aviso

pero como diría Santa Rosita, aquí cada vez más bella, ojerosa y lasciva en mi billete;

No se gana, pero se goza.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Un chien andalou.

Eran las dos de la tarde, en un día exacto tenía que estar con todo, TODO, listo para dar final.
Hace sol,
Estoy cargada de unos cuadros que me faltan corregir y me pongo ansiosa. Le dije que llegaría a las 2:30, ojalá la haga.

Me subo al micro, gracias a la divina providencia que está vacío.
La gente me mira raro, putamadre, ¿acaso nunca en su vida han visto a una persona cargando cuadros?
Tomé el asiento junto a la ventana, respiré.

El micro comienza a avanzar, la típica rutina normal.
Da la vuelta desde Benavides hacia Larco y en Diez Canseco el semáforo se pone en rojo.

65 segundos de pormedio en espera.

Giré hacia mi derecha y lo ví

Lo ví Lo ví Lo ví

QUÉ

El amor de mi vida estaba ahí. Caminaba despacio, tan así como camina él. Estaba con un polo celeste y miraba su celular. Cómo hay algunas cosas que nunca cambian.
Su cabeza se comienza a alzar y yo empiezo a temblar, con esas hormiguitas que parten desde un centro extraño y que se corren por las manos, las piernas, nosénosénosé.
Maldición me sentí viva, hace tanto, tanto

Me miró (y yo obviamente, lo miré)
Apareció de nuevo esa sensación de perderme en esos ojos azules que tan bien conocía, que tan bien conozco aún al parecer, y me siento como envuelta en un abrazo, esos abrazos indescriptibles, inmensos, como sumergidos en un útero.

Ay carajo

Me sonrió y se acercó, despecito, rápido.

Abrió la ventana de golpe
(sí, el tiene esas reacciones cuando se emociona)

(El semáforo está en 50)

- Oye! Hola! có- cómo estás?

-Hola! estoy bien... en verdad, ajustadaza. Y tú?

Nos quedamos en silencio mirándonos nada más. Mirar y mirar y mirar.
Pensé que mis ojos no tendrían semejante oportunidad de deleite otra vez.

(Porque figurita repetida no vale en el álbum)

-Yo... estoy bien, me he ido de viaje, me va bien con la chamba, creo que estoy en mi punto de éxito...

- Ah qué bien, ¡te felicito!

- Tú... tú estás en finales ¿verdad?

- Sí, me voy a que me ayuden a corregir estos cuadros

- Ah sí, bueno...

(Semáforo en 35 y maldición, porqué tendrías que ser pintor y haberme ayudado a corregir trabajos antes, porqué tanta carga emotiva, porqué porqué porqué)

Nos quedamos mirando DE NUEVO.
Creo que él quería decirme algo, pero ha pasado tanto tiempo, años para ser exactos, y la cosa quedó tan asquerosamente garabateada, que lo entiendo, lo entiendo sin que me diga nada, sé a qué punto quiere llegar

¿o no?

(El semáforo va en 20)

Voltié a mirar el resto de la calle, al conductor, al cobrador con la camisa medio sucia, a la tía del otro lado.

Factor distracción a gritos ¡porfavor!

- Terminé con ella... hace tiempo. La cosa no era, nunca fue en realidad y... no daba para más. Desperté.

Yo no supe qué decir. Nunca sé qué decir en este tipo de circunstancias que solo pasan en tu cabeza y que como son deseos generalmente nunca suceden.

Qué está pasando acá, conmigo, con él

(El semáforo va en 10)

- ¿Y tú? ¿estás con alguien?

- No, hace un tiempo ya que estoy sola...

(Porfavor mandíbula, no empieces a castañear)

Se despegó un poco de la ventana (tenía el brazo apoyado en la ventana)
Se metió las manos en los bolsillos, miro sus pies.

(Semaforo en 2 y ya fue todo)

El micro arrancó de nuevo, primero lentito, después un poco más acelerado.
Él se quedó parado mirando sin comprender qué estaba pasando
Comenzó a correr

¡SÍ! Comenzó a correr persiguiendo el micro

(Díosmío qué está pasando)

El micro paró en una esquina indebida a recoger a una de esas tías que se juran reinas de Caputalá

Temblé y temblé y temblé

Él llegó, abrió más la ventana y me extendió su mano
Me dió una tarjetita con uno de esos dibujitos suyos tán típicos, tan de nosotros.

El movimiento acelerado se sintió como prematuro, y yo pude verlo ahí, por el espejo (es que me encanta ir de copiloto) de pie, viendo cómo el micro avanzaba. Sin las manos en los bolsillos, con la mochila tirada y la cola deshecha.

Llegué al taller, me amanecí, morí, volví a nacer y fui a la universidad

Di final, pasé y me fui a celebrar con mis amigos hasta la inconciencia (literalmente)

El resto no es material importante.

Han pasado varios días, fácil una semana, y la tarjetita está ahí, rimbombante en mi velador.

¿Qué hago?

¿Lo llamo o no lo llamo?