martes, 28 de agosto de 2012

Telephones are too mainstream

Te llamo con la entrañas
Te hablo siempre en mi cabeza.

Anotación de bitácora

Después de haberme pasado los tres últimos días postrada en una cama luchando por tener una constante en mantener el aire entrando y saliendo de mis pulmones sin que me den espasmos y demases, he decido dejar los cigarrillos para siempre.

A mis amigos fumadores, no voy a persuadir a ninguno para que deje de hacer lo que quiera hacer con su cuerpo, y sé que los cigarrillos son muy ricos, pero un par de pulmones sanos (y sus demás conductos) no tienen precio.


Piénsenlo un poco.

viernes, 24 de agosto de 2012

Reset

Y en ese momento
(cuando el momento llega)

en el que comprendes que nadie es mejor que nadie
(porque finalmente todos somos lo mismo: seres humanos)

y en el que nadie es indispensable
(ningún humano, físicamente al menos, es eterno)

se terminan de juntar las últimas piezas, los cabos que me quedaban sueltos
(todo empieza a caer sobre su propio peso)


y sé que estoy lista para lo que venga
(compartir todo lo que tengo para dar con alguien más)

pero antes de eso
(no estoy apurada)

quiero disfrutarme un poquito más.

jueves, 23 de agosto de 2012

La distancia adecuada

Beso la yema de mi dedo índice
y la coloco
sobre tus heridas, cicatrices majestuosas y otras irregularidades de tu piel.

(Tú haces lo mismo con las mías)



sábado, 18 de agosto de 2012

A dieciocho minutos del sol. II

"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua."

Rayuela
Julio Cortázar




Mudanza

Un día cualquiera
Una mañana cualquiera

Una tarde (¡bang!)

A mi me gustaba ver el sol cambiar de color con el verde de mis paredes.

No me da pena.

(Uno no escupe al cielo en vano, al menos yo)

Hola nueva casa bunker momentánea
Eres hermosa y tienes un perro incluído (L)

A dieciocho minutos del sol. I

"Desde la infancia apenas se me cae algo al suelo tengo que levantarlo, sea lo que sea, porque si no lo hago va a ocurrir una desgracia, no a mí sino a alguien a quien amo y cuyo nombre empieza con la inicial del objeto caído. Lo peor es que nada puede contenerme cuando algo se me cae al suelo, ni tampoco vale que lo levante otro porque el maleficio obraría igual. He pasado muchas veces por loco a causa de esto y la verdad es que estoy loco cuando lo hago, cuando me precipito a juntar un lapiz o un trocito de papel que se me han ido de la mano, como la noche del terrón de azúcar en el restaurante de la rue Scribe, un restaurante bacán con montones de gerentes, putas de zorros plateados y matrimonios bien organizados. Estábamos con Ronald y Etienne, y a mí se me cayó un terrón de azúcar que fue a parar abajo de una mesa bastante lejos de la nuestra. Lo primero que me llamó la atención fue la forma en que el terrón se había alejado, porque en general los terrones de azúcar se plantan apenas tocan el suelo por razones paralelepípedas evidentes. Pero éste se conducía como si fuera una bola de naftalina, lo cual aumentó mi aprensión, y llegué a creer que realmente me lo habían arrancado de la mano. Ronald, que me conoce, miró hacia donde había ido a parar el terrón y se empezó a reír. Eso me dio más miedo, mezclado con rabia. Un mozo se acercó pensando que se me había caído algo precioso, una Párker o una dentadura postiza, y en realidad lo único que hacía era molestarme, entonces sin pedir permiso me tiré al suelo y empecé a buscar el terrón entre los zapatos de la gente que estaba llena de curiosidad creyendo (y con razón) que se trataba de algo importante. En la mesa había una gorda pelirroja, otra menos gorda pero igualmente putona, y dos gerentes o algo así. Lo primero que hice fue darme cuenta de que el terrón no estaba a la vista y eso que lo había visto saltar hacia los zapatos (que se movían inquietos como gallinas). Para peor el piso tenía alfombra, y aunque estaba asquerosa de usada el terrón se había escondido entre los pelos y no podía encontrarlo. El mozo se tiró del otro lado de la mesa, y ya éramos dos cuadrúpedos moviéndonos entre los zapatos-gallina que allá arriba empezaban a cacarear como locas. El mozo seguía convencido de la Párker o el luis de oro, y cuando estábamos bien metidos debajo de la mesa, en una especie de gran intimidad y penumbra y él me preguntó y yo le dije, puso una cara que era como para pulverizarla con un fijador, pero yo no tenía ganas de reír, el miedo me hacía una doble llave en en la boca del estómago, y al final me dio una verdadera desesperación (el mozo se había levantado furioso) y empecé a agarrar los zapatos de las mujeres y a mirar si debajo del arco de la suela no estaría agazapado el azúcar, y las gallinas cacareaban, los gallos gerentes me picoteaban el lomo, oía las carcajadas de Ronald y de Etienne mientras me movía de una mesa a otra hasta encontrar el azúcar escondido detrás de una pata Segundo Imperio. Y todo el mundo enfurecido, hasta yo con el azúcar apretado en la palma de la mano y sintiendo cómo se mezclaba con el sudor de la piel, cómo asquerosamente se deshacía en una especie de venganza pegajosa, esa clase de episodios todos los días."

Rayuela
Julio Cortázar

Un lunes comencé a releer este libro.



El martes boté una caja llena de rotuladores y plumones.

Al día siguiente me enteré que mi amiga P. tuvo que ser nebulizada de emergencia.
Curiosamente, el dueño de los plumones, cuyo segundo nombre comienza con P. y ordenó mi desastre, se intoxicó y lo llevaron a la clínica.


¿Coincidencias?


lunes, 13 de agosto de 2012

Una niña echa el agua de su mirada (y en un rincón la luna crecerá como una planta)

Creo que algo interesante de vivir es cuando te das cuenta que la melancolía es absurda. Y que tener personalidad melancólica es otra cosa.

Me refiero a que es lindo tener historias para contar, pero en el terreno práctico, en lo emocional, personal, dejas de ensalzar el recuerdo como si hubiera sido algo digno de añoraza. No pues, no lo es. No te engañes.

Particularmente, me gusta más despertarme todos los días y dejarme abordar por algún factor que hace que mis direcciones cambien, tener sorpresas, ir armando el rompecabezas de mi vida.

Finalmente, admito abiertamente (a pesar de haber sufrido, no lo niego) que nada de lo que tuve antes me genera un vacío interno por el que deba lamentarme de por vida y pensar que he perdido algo que era para mí.

No he perdido nada porque nunca tuve nada.


Hasta nunca, ñoña melancolía.


Hola

Te abrazo ya que naciste

sábado, 11 de agosto de 2012

jueves, 9 de agosto de 2012

Lo que es, es.

Cariño, ¿cuánto tiempo te vas a quedar conmigo?
Es para saber si preparo un café o preparo mi vida.


(bum)




(Extraído de un post cibernético)

Entre pairos y derivas

Cerca al mar no hace tanto frío como se cree

Algunas algas tienen compartimientos ovoides y secretos
(que se revientan como esas bolsas con bolitas que nos gustan tanto)

Los pelícanos no se dejan morir tan fácilmente

Las gaviotas muertas puede que sean el tipo de cadáver más apacible que haya visto en mi vida
(y al único que he podido acercarme)

Bon Iver, Arcade Fire, Alice in chains

Ya estoy en mi casa

Hay arena en mis botas.

lunes, 6 de agosto de 2012

Lima

Lo único que me gusta de ti

son tus atardeceres en verano.

House of cards

Alguna vez fuimos arrastrados

a esta especie

de agua rara

donde todo giraba en espirales de colores
(amarlamar)

y soñar era más bien como tocarnos
(desesperadamente)
todas las noches

Amanecer despeinados
(enredar nuestros pelos cada uno en sus manos)

mientras se gestaban esos besos
al ritmo de un único espacio de tiempo compartido
(El tiempo, el tiempo, menudo problema)

(Des)Afortunadamente, cosas y tiempo pasaron

sobre todo, después de tratar de jugar al esgrima con navajas
y resultar ambos apuñalados
(y por la espalda, despacito)

Y lo único que nos queda para decir es
(al unísono)


I don't care because you do.


Que te garúe.

Circe

No. Te he mentido.

lo que te dí
(y comimos)

no eran los clásicos confites hechos en casa

eran caramelos de cianuro.